« La necesidad interior de construir constantemente nuevas ilusiones y negaciones para evitar vivir la propia verdad desaparece una vez que se ha vivido esta verdad. Vemos entonces que todas nuestras vidas temíamos algo, nos defendimos de algo, que ya no puede suceder, porque ya ha sucedido, y esto al principio de nuestra vida, cuando estábamos indefensos. »

« Me concentro en las primeras experiencias de la vida cuando trato de entender las raíces profundas del comportamiento de la delincuencia. A pesar de este interés particular, me sucedió lo siguiente: después de escribir todo este capítulo y controlar los pasajes que había conservado en el libro, me di cuenta de que me había saltado el pasaje más importante para mí. Era la cita sobre los golpes del bebé. La omisión de este pasaje, que sin embargo era de considerable importancia para mí desde que confirmó mi tesis, me pareció que me demostró la dificultad que teníamos para representar a una madre golpeando a un bebé, no defendernos de esta imagen y aceptar plenamente sus efectos emocionales. Esta es probablemente la razón por la que el psicoanálisis trata tan poco con estas cosas, y por qué las consecuencias de estas experiencias de la infancia han sido tan poco estudiadas. »

« Pero, ¿qué sucede cuando ya no hay rastro de esta vida, porque la educación ha tenido éxito perfecto y hasta el final, como fue el caso, por ejemplo, en hombres como Adolf Eichmann o Rudolf Huss? Estaban tan bien entrenados en obediencia, y fueron entrenados tan temprano, que esta educación nunca falló, que este edificio nunca tuvo la más mínima grieta, que permaneció perfectamente impermeable y que ningún sentimiento lo sacudió; estos seres ejecutaron todas las órdenes que se les dieron hasta su última hora sin cuestionar su contenido. No los ejecutaron porque consideraban que eran órdenes justas, sino simplemente porque eran órdenes exactamente como la "pedagogía negra" quiere. »