« Experimentar conscientemente una emoción justificada es liberador no sólo porque el cuerpo, que ha estado sosteniendo desde la infancia, puede entonces "descargar", sino sobre todo porque su aparición nos abre los ojos a la realidad, nos libera de nuestras ilusiones, nos hace recordar recuerdos reprimidos y a menudo conduce a la desaparición de nuestros síntomas. Es por eso que vivir esta experiencia nos fortalece y nos permite evolucionar. Cuando finalmente se ha sentido la emoción, entendiendo que está justificada, disminuye, y ya no somos prisioneros de ella. El verdadero desapego entonces se hace posible. Es muy diferente de la devolución. »

« El futuro de la democracia depende de este enfoque individual. Llamar al amor y a la razón será inútil siempre y cuando nos prohíbamos limpiar nuestros sentimientos como niños. Es inútil tratar de luchar contra el odio con argumentos: uno debe entender dónde está su fuente y utilizar herramientas para extinguirlo. »

« Atreviéndose a saber quién merecía su ira, encontrarán su camino en la realidad sin hundirse en la ceguera del niño abusado que debe perdonar a sus padres y, por lo tanto, necesita chivos expiatorios. »