« ¿Por qué el hombre está tan inclinado a obedecer, y por qué es tan difícil para él desobedecer? Mientras obedezca el poder del Estado, de la Iglesia o de la opinión pública, me siento seguro y protegido. De hecho, no importa la naturaleza del poder al que obedezco. Siempre es una institución, o hombres que usan la fuerza de una forma u otra y que reclaman fraudulentamente la omnisciencia y la omnipotencia. Mi obediencia me integra con el poder que adoro, lo que me da una impresión de fuerza. No puedo equivocarme, ya que el poder decide por mí, no puedo estar solo, ya que me cuida, no puedo cometer pecado, porque el poder me impide hacerlo, y si lo comprometo, a pesar de todo, el castigo será poco para mí como medio para recuperar el redil del poder todopoderoso. »

« Algunos, es cierto, erigen el don como virtud, pero concibiéndolo como un sacrificio. (...) Para un personaje productivo, el don tiene un significado completamente diferente. (...) Dar es una fuente de más alegría que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el don se expresa mi vitalidad. »

« La forma pasiva de unión simbiótica es la sumisión o, para utilizar un término clínico, masoquismo. El masoquista escapa de la insoportable sensación de aislamiento y separación convirtiéndose en una parte integral de otra persona que lo dirige, lo guía, lo protege, que es como la vida y el oxígeno. »