« Dingley Bell no mostró lo mejor de sí cuando regresamos como propietarios. Había estado lloviendo desde la mañana y la casa olía a mostaza. Pero Ned nos estaba esperando y Nefertiti estaba en el establo. La lluvia se detuvo poco antes de la puesta del sol y el cielo tomó adorables tonos rosados. Mi felicidad era tan grande esa noche que no podía aguantar en mi habitación. Me puse las botas, tiré un chal sobre mis hombros y bajé al jardín. La tierra estaba empapada, pero el aire era suave y fragante. Caminé hasta la pared de piedra sin oír ningún ruido que no fuera el de mis pasos arrancando el aguanieve. Miré al cielo. La noche fue hermosa, atravesada por la Vía Láctea. Estaba en el barro, estaba mirando las estrellas, y tú estabas allí, Kenneth Ashley. »
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Marie-Aude Murail
Miss Caridad |
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« Morlevent, el juez le advirtió solemnemente que está en presencia de su medio hermano y sus medias hermanas, Simeón, Morgana y Venice Morlevent. - Desde mi... de mi..., sofocado Bartolomé. Venecia finalmente se había parado ante él, su dibujo en la mano. "Te hice una casa", explicó. Este es el que vamos a vivir contigo. Esta es mi cama en lo alto y este es el congelador. Bartolomé se inclinó para escuchar los comentarios de la niña. Con cada nueva precisión, hizo que "¡oh, chico!" se viera asustado. - Os dibujé tres corazones con tu nombre porque te quiero un poco, mucho, a la locura. Se miraron, casi cara a cara, y Venecia hizo la pregunta fundamental, una que permite la primera clasificación entre los malvados y los buenos. - ¿Te gustan los besos? »
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Marie-Aude Murail
¡Vaya! |
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« "Sería bueno", le dijo a Bart, "si me dieras un regalo". "Aquí! ¿Y por qué iba a hacerte uno? "Porque me amas", dijo la niña con su tierna y audaz sonrisa. "Eso es un montón de razonamiento de la chica", respondió Bart, con desdén. »
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Marie-Aude Murail
¡Vaya! |
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