« Cuando una niña ha llegado a temer inconscientemente los impulsos destructivos dentro de ella de una manera tan intensa que duda de que alguna vez será capaz de generar algo que no sea materiales alterados y sucios (como malas heces), cuando siente que incluso si pudiera sostener con seguridad una semilla de bebé (sin culpa, sin dañar a un hermano , o a su padre y a su madre, sin robarlos), el bebé seguramente moriría porque su propio interior está tan lleno de cosas malas, cuando siente todo esto, que se aleja con el terror de este aspecto de la vida y un lado masculino se desarrolla en ella. »

« Habiendo tenido éxito en nuestras mentes en localizar el peligro fuera de nosotros y concentrarlo, procedemos entonces a una segunda maniobra proyectiva, que consiste en descargar los impulsos agresivos dentro de nosotros en forma de un ataque contra este peligro externo: la primera agresividad que constituye un peligro es expulsada y ubicada en otros lugares como algo malo; entonces, el objeto invertido con peligro se convierte en el objetivo hacia el cual descargar la agresión que posteriormente se forma. »