« Marx, este gigante del pensamiento, no entendía (probablemente no podía, por falta de experiencia convincente) que entre el comunismo y el materialismo había que elegir. Pensó que era un científico, y ser demasiado se ha desviado. Sus compañeros voluntarios, a quienes estigmatizó como utópicos, parecen más cercanos a la olla de rosas cuando dijeron, como Cabet, el cooper de Dijon: "Los comunistas de hoy son los discípulos y las continuaciones de Cristo". »
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Régis Debray
El Fuego Sagrado |
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« Ya sea que el 'Sapiens sapiens' sea de Occidente o del Este, de silicio o bronce, si hay algo en él indomable, es su incapacidad para contentarse no con lo que tiene, sino con lo que es (que parece menos comprensible y probablemente desesperanzador). »
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Régis Debray
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« Este apego epidérmico a una casi nada decisivo, que a menudo está moralizado en dignidad (de un pueblo) o orgullo (nacional), no tendría que estar en una isla desierta. El Robinson perfecto sin duda tendría una identidad, pero sería la de la ostra. Distinguimos un belón de un portugués y éste de uno claro, por muestreo. Los seres humanos también rango, cuidado y rango por tipo y género, pero no están satisfechos con ser incluidos en la especie 'sapiens'. Quiere más, y ese 'plus' es un 'menos'. Exige propiedades exclusivas, que él y uno podrían pensar que se deben sólo a su mérito, a su historia, a su genio, en resumen, cualidades, reales o supuestas, de las que se enorgullece porque no son las de su prójimo. La identidad de la que estamos hablando aquí -concepto suave, cosa difícil- no es en ningún caso la igualdad para uno mismo, que es adecuado para ostras, perros y águilas, bajo el principio de identidad que caracteriza las cosas sin almas (A - A). Es una negación del otro, de acuerdo con el principio de oposición que subyace a nuestras posiciones. Además, "la fatalidad exclusiva, la única tara que puede afligir a un grupo humano y evitar que se dé cuenta plenamente de su naturaleza, es estar sola". Y así sin un adversario, que es una adversidad suprema, para un grupo y un individuo. Es la ominidad la que introduce la identidad, una noción eminentemente interactiva. »
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Régis Debray
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