« (De la función de la norma, p. 167, Capítulo 5, La espiral interminable del tiempo) Ya conocemos las paradojas e impasídos de lo que Octavio Paz llamó "la tradición de lo nuevo". ¿Qué sucede con la desviación de la norma en ausencia de un estándar Cómo distinguir la vanguardia del kitsch, cuando la mayor parte de la compañía es vanguardista? Sin clasicismo en el retroceso (enseñanza, corpus, canon y competencia), la protesta se desintegra en bric-a-brac. Además, la multiplicación de lo inusual precipita una renovación de formas y procesos; de ahí la precariedad de las innovaciones, el desgaste de los ojos, y el regreso final a la indiferenciada original. Demasiadas noticias trivializan lo nuevo, y por la disminución de los acontecimientos, el espectáculo se convierte en el público. Un cóctel de aberturas, sin principio ni fin, pasando de una galería a otra, cubriendo con un confuso e idéntico rumor de peculiaridades sorprendentes que se siguen en las paredes a toda velocidad, sin sorprender a nadie: así acelera, de década en década, la obsolescencia gradual de lo inusual pictórico. »
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Régis Debray
Vida y muerte de la imagen |
Régis Debray
Vida y muerte de la imagen
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« Octubre de 1967. Veintidós eclosionaron. Siete cubanos, dos de ellos gravemente heridos. Siete bolivianos, tres de los cuales están enfermos. Uno llora con sed. Dos peruanos, uno de los cuales está discapacitado. Fantasmas en harapos, para asustar. Los perros los ladran, por todos lados. Estamos huyendo de estas plagas. La columna de sonámbulos pasa por las aldeas casi vacías. Una noche, incluso acampó entre dos aldeas a cinco kilómetros de distancia, en medio de la carretera, sin ninguna precaución. El Che va delante de los campesinos. Corre detrás de ellos, habla con ellos, se identifica, sabiendo que, tan pronto como le den la espalda, lo denunciarán. Así, el ejército boliviano sigue su movimiento casi en tiempo real. Multiplica el descuido. No quería deshacerse de sus mulas, lo que retrasa su marcha. No es que su voluntad haya flaqueado: la aplica para hacer lo que sea necesario para terminarla limpia y rápidamente. Se suelta, camina directo delante de él, negando lo obvio. »
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Régis Debray
Alabado sea nuestros señores |
Régis Debray
Alabado sea nuestros señores
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« No más libros de lectura ..., teatros abandonados, remachados a sus pequeñas frases, destellos, mensajes de texto y pancartas, se permitió ser corrompida por un analfabetismo reactivo, inteligente en apariencia y finalmente estúpida. Poca experiencia y poca convicción: para una carrera, sólo tiene que adaptarse a lo que considera real: Paris-Match y Free. »
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Régis Debray
El error de cálculo |
Régis Debray
El error de cálculo
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